sábado, 7 de septiembre de 2013

CRÓNICA : 
"  ..Una tarde en Pátapo"


Nuevamente nos subimos a la combi que nos llevó al distrito de Patapo, un lugar donde hemos enfocado nuestra mirada para generar cambios en los habitantes patapeños, donde ellos sean gestores de su propio desarrollo , las ganas por hacer un proyecto de comunicación para el desarrollo ha hecho que nuevos integrantes se sumen a esta gran idea.
Nuestra visita se realiza el día Viernes 06 de setiembre a la 2:30 de la tarde.
Encontramos una ciudad con sus actividades habituales: mototaxistas en las esquinas esperando clientes, mujeres en la calle San Martin (en alusión a San Martin de Porres) disponiendo sus mesas para la venta de empanadas, humitas, papa rellenas y champú. Mientras unas se dedicaban al negocio de manera independiente, otras se habían asociado.

Siendo las 3:30 de la tarde, la ciudad se iba tornando más activa, otro tipo de negocio independiente  salía de casa con un carrito para la preparación de salchipollo y hamburguesas, un negocio de pareja de esposos.
Así como los negocios aparecen ante nuestra vista, un trío de muchachos arremeten en las calles y contra cualquiera que se cruce por su camino, el mayor lleva una radio que acerca maliciosamente al oído de quién se le cruce para asustarlo, no importa si éste fuera un perro, un anciano, una mujer o un niño o niña.
Los dos que lo acompañan celebran su audacia entre risas y palmas, evidentemente son menores que éste.
Todo esto acontecía mientras decidíamos cuál de nuestras propuestas elegir.

Los muchachos no se cansaban de reírse del resto.  Su próxima víctima era un heladero que terminaba de despachar a un niño; otra vez el mayor del grupo acerca su radio a todo volumen en el oído del heladero, los otros muchachos lo empujan haciendo que éste atropellara al heladero, las risas y palmas volvieron a escucharse; el heladero, un hombre anciano, no hizo nada para defenderse ni reclamó.
Nos dirigimos al hombre de los helados para preguntarle su parecer y si fue ésta la primera vez que pasa eso. Él no era de hablar mucho, era un hombre retraído. Ante las maneras de buscar una respuesta sincera por parte de él, finalmente nos dijo que todo era cuestión de acostumbrarse.
Para mayor seguridad, decidimos entrevistar a los muchachos. Ellos estaban en lo suyo, molestando al resto, esta vez un grupo de niños que no pasan de los 9 años  a quienes les habían quitado la pelota. Nos acercamos pero el mayor del trío huyó, nos quedamos con los dos menores.
Sus nombres eran José y Juan.  Cada uno con una historia diferente pero con la misma intención de divertirse a costa del fastidio de otros. “No hay otra cosa qué hacer” manifiestan; “no hemos sacado la moto (mototaxi) porque está en el depósito, me lo retuvieron por falta de licencia, pero ya vendrá mi mamá de viaje para que pague y me lo devuelvan”.
Queríamos indagar más en sus vidas, en sus sentimientos, no era fácil, ellos eran unos adolescentes de 16 y 15 años, la etapa difícil. Después de las diversas maneras para ganarnos su confianza, José admite que le gusta hacer mezclas, como los Dj. Es ésta una actividad creativa en estos últimos tiempos, y genera buenas ganancias para quien la toma como una manera de vivir. Descubrimos que José no es ese muchacho revoltoso que fastidia a todo el mundo, tendrá su motivo pero realmente es un muchacho frágil, sencillo; sensible. Nos dice que en su casa todo anda muy bien, pero eso nos gustaría confirmar.
Juan no es como José, es un muchacho que se queja de la juventud de Pátapo. No logramos advertir qué le gusta a Juan, según él no lo sabe. A diferencia de José. Juan no estudia, la dejó porque sus amigos mucho le molestaban. Tal vez fue víctima de bullying, pero él lo negó, simplemente lo molestaban todo el tiempo, un niño pequeño que estaba a su costado confirmó que ese tipo de cosas pasan en la escuela todo el tiempo.

Son ya las 6:00 pm y fuimos testigos de lo que hace la juventud una tarde de día de semana. Los que tienen la mototaxi a su disposición la aprovechan en el paseo por la ciudad en compañía de seis muchachos a bordo, entre los 12 a 16 años, y si tienen equipo instalado en sus motos, la ciudad se vuelve un bullicio, y eso molesta a los adultos y ancianos que descansan en el parque.
Tuvimos que irnos pero convencidos que Pátapo tiene un vacío que necesita ser atendido, necesitan una reconciliación entre sus ciudadanos.





























2 comentarios:

  1. Edna, José, Luis, Yesenia, Ysmelda,
    ¿Y las iniciativas seleccionadas? La información es medianamente significativa, pero debe involucrarse más en la propuesta ciudadana.

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  2. asi es profesor .las propuestas ya están subidos en el blog...gracias por su comentario ..el reto aún comienza..

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